La orientación metacognitiva de la educación se adopta con el ánimo de dar una respuesta en la práctica educativa a los problemas que los alumnos tienen para gestionar
sus propios procesos cognitivos. Desde esta
perspectiva la intención no es sólo instructiva sino que se pretende convertir al alumno
en el protagonista y gestor ejecutivo de su
crecimiento cognitivo y académico entrenándolo en estrategias consideradas relevantes por la investigación (Palincsar y Brown
(1984; Brown, Palincsar y Armbruster, 1984;
Palincsar y otros, 1991; Palincsar, Brown y
Campione, 1993). Estos procedimientos posibilitan la supervisión y la mejora de las
estrategias cognitivas siempre que la intervención se realice en contextos adecuados en
los que se favorezca la mediación del profesor entre el alumno y los materiales objeto de
aprendizaje.
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