sábado, 9 de marzo de 2019

EDUCACIÓN EN LA FORMACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO


El pensamiento crítico ha sido discutido por la Psicología, la Filosofía y la Educación, de allí su dificultad para definirlo, medirlo o enseñarlo. La expectativa para aquellos que pretenden dar respuesta a los anteriores descriptores, es el rasgo característico del pensamiento crítico de ser verificado por la experiencia. Por su parte, Ennis (1987) lo plantea en términos de desarrollar competencias argumentativas específicas y no tanto conocimientos específicos sobre un tema, para pensar o decidir qué hacer.
Paul (2008) al hablar del pensamiento crítico, lo plantea como una forma de pensar sobre algo, en la que el pensante mejora su pensamiento, al contrastar su pensamiento con estándares intelectuales. Desde esta perspectiva, se puede hablar de una metacognición por parte del pensante, en la que evalúa sus pensamientos en términos de eficacia y calidad, en clave de la pertinencia retórica de sus argumentos y los estándares intelectuales, los cuales están enmarcados según el autor   el pensamiento crítico busca responder una pregunta a un otro imaginado como ideal. (Carvajal, 2017)

El pensamiento crítico es la habilidad de pensar clara y racionalmente. Pensar críticamente es reflexionar sobre cosas de manera independiente. A medida que avanza en la escuela, el pensamiento crítico se vuelve cada vez más importante. Un pensador crítico puede deducir y llegar a conclusiones a partir de lo que ya sabe, utilizar su conocimiento actual para llegar a conclusiones e identificar fuentes de información relevantes para ampliar su conocimiento actual.
Sin duda, uno de los propósitos centrales que en la actualidad en los campos de la educación y la pedagogía es la formación de pensamiento crítico que implica un aprendizaje activo y significativo donde se construye significado por medio de la interacción y el diálogo para desarrollar la curiosidad, el cuestionamiento, la reflexión y el aprovechamiento de conocimientos con el fin de tomar decisiones y ofrecer soluciones. Además, se motiva al estudiante  a analizar desde varias perspectivas, a argumentar y sustentar las ideas; como también a identificar implicaciones, causas y efectos de un problema. Se Implementar estrategias para fomentar el pensamiento crítico en el aula en las diferentes áreas implica que el estudiante. No sólo aprenda sobre Ciencias, sino que aprenda a resolver científicamente problemas, el estudiante debe sentir que en la clase, puede expresarse libremente y con la orientación pedagógica necesaria.

En este contexto, el rol del docente es el de facilitar procesos de enseñanza – aprendizaje, crear puentes entre conocimientos previos y nuevos, incentivar el planteamiento de preguntas que inciten a la reflexión y a la investigación con el fin último de que sus estudiantes sean autónomos en su desempeño, para discernir lo que les permitirá acceder a la información de manera crítica, investigar, aprender, analizar, experimentar, revisar, autocriticarse y auto-corregirse para continuar aprendiendo sin necesidad de directrices externas. Además, disfrutar de la lectura y leer de manera crítica y creativa (perfil BE) es una necesidad que en este mundo moderno globalizado, el estudiante adquiera destrezas de pensamiento crítico, desde la educación como un todo, que le permitan el acceso a cualquier conocimiento disciplinar con autonomía, calidad, criterio y argumentación necesaria para que dicho conocimiento no solo sea un cúmulo de información, sino más un saber qué hacer con la información, dónde informarse, cómo solucionar los problemas que a diario le acompañan, con seguridad y claridad conceptual, aplicando el razonamiento lógico, crítico y complejo.

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